San Juan de Ortega

En un tranquilo paraje del Camino de Santiago se encuentra esta antiquísima fundación del s. XII que cuenta con uno de los albergues de peregrinos más veteranos del Camino de Santiago y que ejerció de hospital durante la Edad Media. Junto ella se alza la iglesia de San Nicolás de Bari, consagrada a este santo por el propio Juan de Ortega como señal de gratitud por haberle salvado de un naufragio en su peregrinación a Jerusalén. La joya del templo es un mausoleo en el que Gil de Siloé realizó un bellísimo trabajo de talla. Allí tuvo que acudir Isabel la Católica que, al parecer no podía tener descendencia, buscando la intervención milagrosa de San Juan de Ortega, que tenía la facultad de conceder este deseo. El lugar es además escenario de un fenómeno que ocurre dos veces al año, cuando entra un rayo de luz por la ojiva de una ventana, y poco a poco va iluminando un capitel románico. Cerca de San Juan de Ortega hay dos localidades, Santovenia de Oca y Agés, con interesantes iglesias. Ésta última localidad cuenta con un templo del s. XVI, rematado con una espadaña barroca.