Rambla Honda

Media docena de palmeras en torno a un aljibe saludan a quien se aproxima a Rambla Honda, una barriada que se reparte entre diferentes cerros en el término de Lucainena de las Torres. El terreno, típico del interior almeriense, es un conglomerado de rocas y suelos grisáceos, discretamente coloreado por las chumberas y algunos granados cuyos frutos maduran y se cuartean sin que nadie los recoja. En medio de este paisaje yermo transcurre la rambla que dio nombre al pueblo, un cauce seco durante la mayor parte del año y que, al llegar las lluvias, se convierte en un peligroso torrente. En el recorrido de la cortijada se mezclan construcciones en ruinas con casas habitadas ocasionalmente, y nada hace pensar que hasta mediados del siglo pasado era una animada localidad de 180 habitantes que vivían de la agricultura y de una minería que empezó a decaer y produjo el abandono del pueblo. Todavía se adivinan algunos retazos del pasado en las casas encaladas, los emparrados en los porches y las construcciones destinadas a cuadras y pocilgas.