Peirones de La Iglesuela

En época romana, se creía que los cruces de caminos eran lugares de frecuentados por espíritus y almas en pena y para ahuyentarlos se levantaban columnas de piedra o madera, como una representación del dios Mercurio. Con el tiempo y la cristianización, aquellas columnas han dado paso a otras representaciones como las cruces de término. En Aragón reciben el nombre de peirones y las verás salpicando las laderas y caminos de la región. En general los peirones son pilares o monolitos de piedra o de ladrillo que se alzan cerca de numerosos pueblos y desempeñan un papel doble. Por una parte tienen carácter religioso y por otra indican el cruce o el inicio de los caminos, como un elemento orientativo para los antiguos viajeros. Hay muchos rincones de Huesca y Teruel donde podrás ver estas muestras de arquitectura rural, rematadas por una hornacina en la que se guarda la imagen de un santo o acabadas sencillamente en una cruz. En algunos casos su antigüedad se remonta al s. XVI y, pese a su apariencia modesta, forman una parte importante del patrimonio histórico y cultural aragonés.