Monasterio de Bonaval

En el término municipal de Retiendas, a casi dos kilómetros de este pueblo, podrás ver las ruinas de lo que, en el s. XII, llegó a ser uno de los monasterios cistercienses más importantes de la península y que hoy son unas tristes paredes cubiertas de enredaderas. La fundación del cenobio se debe a un grupo de frailes que procedían de Balbuena (Valladolid), con el propósito de extender la orden del Císter hacia el sur. La elección del lugar se debía además a la fertilidad de estas tierras regadas por el Jarama, con ricos bosques y pastos que alimentaban al ganado y las canteras de Tamajón, de las que salieron las piedras para levantar el monasterio. A comienzos del s. XIX fue abandonado por los monjes y pasó a ser propiedad privada y hace pocos años se realizó una restauración de las ruinas, que al menos permite preservar lo que queda del conjunto. Los precarios muros de su iglesia, accesible por una portada con arcos y ventanas adornados con motivos vegetales, dan paso a un interior en el que se distingue el triple ábside y junto al templo se mantiene en pie una parte importante del monasterio, cuyas ventanas daban a una zona de huertas.