Monasterio de Silos

Pese a que se ha llegado a especular con la existencia de este monasterio en tiempos de los visigodos, las fuentes más fiables sitúan su fundación a mediados del s. X. Poco después sufría los ataques de Almanzor, que dejó el edificio en estado ruinoso y en el s. XI, Domingo de Silos —que había sido monje en San Millán de la Cogolla— se ocupó de su restauración y se convirtió en el primer abad del monasterio. La rehabilitación emprendida por él no sólo supuso la mejora de las dependencias monacales, también se tradujo en un impulso del poder señorial en la zona. Con posterioridad se construyó el claustro, de dos pisos, con una gran riqueza de capiteles entre los que destacan las escenas bíblicas. Entre los siglos XVI y XVIII hubo numerosos cambios, se añadieron nuevas dependencias y se derribó la iglesia románica para levantar una neoclásica. Más allá de su riqueza monumental y simbólica, Silos es famoso por su coro, que ha protagonizado numerosas grabaciones de canto gregoriano reconocidas en todo el mundo.