Los esclavos del Ebro

Una humilde placa rememora a los presos republicanos que, al finalizar la Guerra Civil, trabajaron en el monumental Pantano del Ebro. Setenta años después del cierre de las compuertas, la Confederación Hidrográfica del Ebro admitió que se instalara este mínimo homenaje a los obreros «esclavos» que participaron en dicha construcción. Más de 250 reclusos políticos que fueron donados a la empresa constructora para que finalizara una gigantesca obra que había empezado a construirse en 1928. A la dureza del trabajo había que unir la mala alimentación y las pésimas condiciones de su encierro. Muchos de ellos estuvieron recluidos en las instalaciones de La Cantábrica, una fábrica de vidrio activa entre finales del s. XIX y comienzos del XX y que había contribuido a la prosperidad de la comarca. Las imágenes que ilustran este artículo —todas de época—corresponden a viviendas de la fábrica, a la presa y a las iglesias de Bimón, Las Rozas y La Población, que se salvaron de quedar anegadas por el embalse. Al menos tres pueblos quedaron bajo sus aguas.