Comillas

En tiempos de Alfonso XII, la elección de Comillas como lugar de veraneo de la aristocracia, contribuyó a su riqueza y su originalidad monumental, con notables aportaciones de los arquitectos modernistas catalanes. Algunos de los más prestigiosos: Gaudí, Martorell, Domènech i Montaner… han dejado muestras de su talento en los edificios de la villa: la Universidad Pontificia, el palacio de Sobrellano, el palacio de El Capricho o el cementerio, que cuenta con algunas estatuas, entre ellas un Ángel Exterminador, realizadas por el escultor Llimona. Esto convierte a Comillas en el mayor tesoro modernista fuera de Cataluña. De todas las obras, quizás la más impactante es El Capricho, un colorido palacete de aire oriental forrado de azulejos multicolores y que está abierto a las visitas. En cuanto a la Universidad, fue famosa en su momento por aportar grandes figuras eclesiásticas, lo que llevó a que se conociera Comillas como la “villa de los arzobispos”.