Alhama de Aragón

Es sinónimo de villa de balnearios y añejas instalaciones hoteleras, como las famosas Termas Pallarés, que cuentan con bonitos parques y un pequeño lago termal —único en Europa— en el que la clientela disfruta de baños terapéuticos entre los reflejos del arbolado. La temperatura del agua, 34 grados, permite además bañarse en cualquier época del año. La construcción de los balnearios fue a finales del s. XIX, en pleno auge del glamour modernista, pero la tradición se remonta a los romanos, aunque fueron los árabes quienes la bautizaron como Alhama (que significa “fuente termal”). De aquella presencia se conserva la torre de la antigua fortaleza, en lo alto de la villa, y las yeserías mudéjares de la iglesia de la Natividad, visibles en la cúpula del crucero y en las bóvedas de cañón. Cerca de Alhama hay algunas localidades como Nuévalos, que se asienta junto al embalse de la Tranquera, o Jaraba, en la que te recomendamos la visita al santuario de la Virgen de Jaraba, encajada en una garganta de piedra caliza y que también cuenta con unos manantiales, los baños de Serón, conocidos desde el s. XII.